Por Germán Ricca
Alguien dijo que una de las maneras de medir la fidelidad de Dios era mirando hacia atrás, al pasado. Ahí podremos identificar cuán bueno, fiel y misericordioso fue y es nuestro Dios. Es por eso que, con mucho gozo y alegría, como movimiento misionero iberoamericano miramos hacia atrás y reconocemos lo que nuestro buen Dios nos ha permitido hacer en cuanto al envío de misioneros a diferentes regiones del mundo.
A su vez, considero importante hacer referencia a la información del Joshua Project, que indica que a partir del año 2000 se presenta una disminución en el número de misioneros enviados, siendo esta tendencia a nivel global.
En el año 1900, había 62.000 misioneros. Para el año 2000, había 420.000 misioneros y finalmente para el año 2020, había 450.000 misioneros [1]
La disminución del envío de misioneros es una información que también se confirma al conversar con diferentes líderes de organizaciones de envío en Iberoamérica.
Es evidente que más líderes eclesiales e iglesias están más atentos a las necesidades globales en cuanto a la Misión de Dios. Inclusive el concepto de la Misión de Dios está siendo cada vez más abrazado. Esto también lo vemos en la participación numerosa en diversas actividades misioneras organizadas en la región.
Estos elementos me invitan a reflexionar sobre ¿por qué disminuyó el envío, y creció el conocimiento de las misiones y la Misión de Dios? Es así que puedo sostener, en términos generales, que tenemos una Iglesia iberoamericana SENSIBILIZADA [2]. Hay obreros que manifiestan el deseo de ir al campo, pero no concretan su salida. Sin duda, esto se debe a múltiples factores, y quizá uno de ellos sea la falta de una MOVILIZACIÓN [3] efectiva.
Los términos Sensibilización y Movilización no son contrarios, más bien, el primero está incluido en todo un proceso llamado: Movilización, (ver las definiciones de ambos conceptosen las notas al pie). Necesitamos revisar nuestra filosofía, estrategias y metodologías para quela Movilización de la Iglesia en Iberoamérica revierta las tendencias, siendo mejor y más efectiva.
Al compartir mi preocupación con más de 50 organizaciones de envío y otro número importante de organizaciones de movilización, interpreto que Dios nos está pidiendo que entendamos la urgencia de que la movilización se vea incluida dentro del marco del DISCIPULADO bíblico, ya que muchas veces nos enfocamos en herramientas muy
buenas, eventos y otras tantas cosas, pero, por alguna razón, la hemos disociado de un discipulado-mentoreo de los potenciales candidatos.
Este discipulado debería tener en cuenta que las personas e iglesias comprendan en profundidad la motivación por la cual se involucran en la Misión de Dios. Nos sentimos tentados a causar un impacto en las vidas de las personas mostrando imágenes que reflejan la necesidad global con un sobre énfasis sólo en la pobreza, ausencia de cristianos y etcétera, cuando la MOTIVACIÓN CORRECTA debiera ser: «EL DIOS CREADOR DEL UNIVERSO HACE MÁS DE 2OOO AÑOS PUSO EN PRÁCTICA SU PLAN DE REDENCIÓN GLOBAL Y NOS INVITA A NOSOTROS SUS HIJOS A SER PARTE DE ESA LABOR». Es un honor poner nuestras vidas al servicio de nuestro Dios en Su Misión.
No somos movilizados por necesidades que nuestros ojos ven, nos movilizamos porque nos honra ser parte del PLAN GLOBAL que nuestro CREADOR lleva a cabo; plan que nos da propósito, enciende nuestra pasión y no da lugar a que permanezcamos inactivos con respecto a Su Misión.
Debemos dejar de pensar de manera segmentada en cuanto a las cohortes de edades. Identifiquémonos como un solo bloque, ya que la Misión de Dios se lleva a cabo mediante una INTERACCIÓN MULTIGENERACIONAL. Si implementamos esta interacción, lograremos una sinergia donde la experiencia de los años se sentiría honrada por la fuerza de la juventud, y esta juventud sería valorada por los mayores. Somos un solo cuerpo y nos necesitamos para impactar al mundo.
Para dejar la reflexión abierta, quiero hacer referencia a la filosofía ministerial de Jesús [4], la cual podría resumirse en tres expresiones: PENSAR EN GRANDE – COMENZAR PEQUEÑO – IR PROFUNDO. Jesús PENSÓ EN GRANDE – con una visión amplia, creó un movimiento global que se reconcilia con el Padre Celestial (Lucas 19:10). No obstante,decidió de manera intencional COMENZAR PEQUEÑO, enfocándose en formar a doce personas para facilitar una relación cercana (Lucas 8:51, Marcos 14:33). En esa relación cercana, también se preocupó por IR PROFUNDO con cada uno de ellos, para facilitar experiencias transformadoras que impactaran el carácter y el espíritu de los doce.
Tomando en cuenta lo anterior, necesitamos incluir en nuestros modelos de movilización un enfoque en el discipulado, con una visión grande y global, dirigiendo nuestra concentración a un grupo pequeño donde podamos tener y facilitar experiencias de transformación. De esta manera, lograremos un avance concreto, transformando una “Sensibilización”, que a mi criterio está bastante presente en Iberoamérica, en una “Movilización” concreta, donde
veamos a la Iglesia del Señor más involucrada en la tarea misionera y en la Misión de Dios.
El diálogo queda abierto, ya que es mi esperanza escuchar y aprender de las experiencias de muchos movilizadores de la región que están altamente comprometidos con Dios y con Su Misión, para que juntos facilitemos que el Nombre que es sobre todo Nombre sea predicado en los lugares donde aún no hay testimonio.
Bibliografía consultada:
[1] https://www.joshuaproject.net/assets/media/handouts/global-mission-trends.pdf.
(September 2020. Sources: Joshua Project, Operation World, Atlas of Global Christianity,
Jesus Film Project, Wycliffe Bible Translators, Frontier Ventures, Mission Frontiers)
[2] Sensibilización: Hacer que una persona se dé cuenta de la importancia o el valor de una
cosa, o que preste atención a lo que se dice o se pide.
[3] Movilización: Cooperar en el cambio de la cosmovisión de individuos y de una comunidad
de Fe para que se involucre activamente en la Misión de Dios.
[4] David Toth – Mentorlink International