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La pandemia global del COVID-19 exacerba la discriminación sistémica que sufren las minorías cristianas

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La pandemia mundial de coronavirus ha puesto de relieve y exacerbado la discriminación sistémica subyacente, el trato desigual e incluso la persecución sufrida por, al menos, 340 millones de cristianos en todo el mundo. Esa es la conclusión de la Lista Mundial de la Persecución 2021, la última encuesta anual de países de todo el mundo que señala aquellos lugares en los que es más difícil vivir como cristiano, realizada por la organización Puertas Abiertas. Este año, por primera vez en la historia, los 50 países que la conforman han alcanzado niveles de, al menos, una persecución «muy alta»; los 12 primeros países han alcanzado niveles «extremos» de persecución, en comparación con los 11 del año anterior.

Más allá de estos 50 estados, cuatro países más también obtienen una puntuación «muy alta», mostrando el impacto de las restricciones del COVID-19. En total, 74 países —uno más que el año anterior— mostraron niveles extremos, muy altos o altos de persecución, lo cual afecta a 1 de cada 8 cristianos en todo el mundo.

Esta lista, publicada recientemente el 13 de enero sobre la base de extensas encuestas combinadas con entrevistas a expertos, examina los titulares mundiales de la violencia incesante en Nigeria, así como los sistemas de vigilancia utilizados en China y la India para controlar a los ciudadanos por su propia «protección» y «seguridad». También revela las formas en que las redes de delincuencia organizada, en el África subsahariana, en América Central y América Latina, consolidan su poder ante la falta de capacidad de los sistemas estatales para satisfacer las necesidades locales de suministro de salud, alimentos, trabajo y otros artículos de primera necesidad. La falta de gobernanza e incluso la connivencia de las autoridades significa, con demasiada frecuencia, que hay impunidad para la violencia o la discriminación por motivos religiosos.

El COVID-19 también ha sido un catalizador de la represión de las minorías cristianas, a las que, en países como Bangladesh, la India y Pakistán, así como Yemen y Sudán, se les negó a veces la ayuda; a algunos se les dijo que era porque «su Iglesia o su Dios deberían alimentarle» o incluso «el virus fue creado y/o propagado por Occidente».

El violento grupo islamista Al Shabaab en Somalia culpó a los cristianos por el coronavirus, anunciando que fue propagado «por las fuerzas cruzadas que han invadido el país y los países incrédulos que las apoyan».

A veces, como en un incidente en Sri Lanka, el coronavirus fue el pretexto para que la policía visitara los hogares de los cristianos e investigase a los miembros y las actividades de la iglesia.

En Corea del Norte, que encabeza la lista por vigésimo año consecutivo, la hermana de Kim Yong Un ha hecho sentir su presencia un poco más. En septiembre, ordenó que la lección diaria sobre la «Grandeza» de los líderes para todos los niños desde la edad de la guardería se incrementara de los 30 minutos al día a 90 minutos. Ante un adoctrinamiento tan extenso, los padres a menudo tienen demasiado miedo de hablar incluso a sus propios hijos sobre su fe cristiana.

Los principales cambios en los primeros diez países de la LMP 2021 (Lista Mundial de la Persecución) son que Nigeria ha entrado a formar parte de ellos, por primera vez desde 2015, concretamente en el número 9. Yemen e Irán han subido un puesto. India se mantiene en el número 10, debido al creciente nacionalismo hindú.

Nigeria vuelve a obtener la máxima puntuación en cuanto a violencia (como en años anteriores), debido principalmente a los ganaderos fulani armados, que arrasaron varios cientos de aldeas cristianas, así como a Boko Haram y a una serie de grupos criminales que siguen matando, secuestrando y violando con impunidad.

Sin embargo, Sudán ha abolido la pena de muerte por apostasía (es decir, por renunciar al islam). Su constitución provisional de 2019 garantiza la libertad de religión, omite la sharía como fuente primaria de derecho y ya no especifica el islam como su religión de Estado, aunque todavía hay mucha resistencia a esos cambios radicales después de 30 años. Ha bajado de la posición 7 a la 13.

Irak ha subido del puesto 15 al 11, en parte, debido a la continua inseguridad de los cristianos que regresan a sus hogares. Los cristianos siguen siendo asesinados, secuestrados y sometidos a abusos físicos, psicológicos, sexuales y emocionales. Además, muchos de los que huyeron dentro del país sufrieron ataques turcos en la zona de Dohuk en el verano de 2020.

Siria ha bajado un lugar, pasando del puesto 11 al 12. A pesar de las mejores condiciones, especialmente en las áreas controladas por los kurdos, todavía hay violentos ataques islamistas: uno en noviembre de 2019 mató a 7 cristianos e hirió a 70.

Más allá de la puntuación «extrema» de los 12 primeros, este año otros 62 países registraron puntuaciones que indican niveles de persecución «altos» o «muy altos».

China está entre los 20 primeros por primera vez en la última década, concretamente en la posición 17. El Partido Comunista amplió su regulación de todas las religiones en 2020, e incluso las iglesias aprobadas por el gobierno, tanto católicas como protestantes, están bajo una vigilancia cada vez mayor. A los menores de 18 años se les sigue prohibiendo la participación en cualquier actividad religiosa. La «sinización» del cristianismo continúa, incluso en la llamada «rectificación» de los pasajes de la Biblia.

En general, ha habido pocos cambios desde la LMP 2020 en los países que se encuentran entre los puestos 13 y 50. Aquí están las principales excepciones:

Vietnam ha pasado del puesto 21 al 19: muchos cristianos de minorías étnicas informaron de la exclusión de la ayuda por el COVID-19.

Turquía ha subido desde la posición 36 hasta la 25, debido principalmente a un aumento de puntuación en la violencia. Los cristianos dicen que, desde el intento de golpe de Estado de 2016 contra el presidente Erdogan, hay una agenda islamista y nacionalista mucho más abierta, con una atmósfera general de «discurso de odio» y acciones contra las minorías como las comunidades armenias y griegas ortodoxas. En octubre de 2019, Erdogan, como anfitrión de la 3ª Cumbre de Líderes Religiosos Musulmanes Africanos en Estambul, criticó a los misioneros por convertir a los musulmanes africanos, diciendo que actuaban «bajo la protección de las potencias occidentales».

Colombia ha pasado del puesto 41 al 30. Tras el fracaso del Acuerdo de Paz de 2016, los grupos de crimen organizado siguen controlando partes del país, especialmente las zonas rurales. Durante las cuarentenas, su control creció a medida que se apropiaban de los toques de queda del gobierno y otras restricciones para sus propios fines. Incluso fueron capaces de construir capital social local cuando las estructuras e instituciones estatales no podían. Cuando los líderes cristianos trataban de proporcionar asistencia material o espiritual a otros, eran impedidos e incluso multados por los grupos criminales. A veces eran tratados como «informantes» para otros grupos rivales, o para la policía y el Estado. En otras ocasiones, los pastores o sus familiares eran asesinados.

Bangladés ha pasado de la posición 38 a la 31. Ha habido mucha cobertura mediática de los refugiados Rohingya de Myanmar en Cox\’s Bazaar. Entre ellos hay unos 2.000 exmusulmanes convertidos al cristianismo. Después del ataque en enero de una turba, aparentemente de islamistas violentos, dos hombres siguen desaparecidos, mientras que una niña de 14 años, también secuestrada, fue presuntamente forzada a casarse con un militante.

México sube una vez más en la lista hasta el puesto 37 (pasa del número 52 en 2020, aunque en 2019 estuvo en el número 39).

La República Democrática del Congo ascendió al puesto 40 (en 2020 estaba en el número 57) principalmente debido al grupo islamista Fuerzas Democráticas Aliadas (FDA), que según la ONU ha asesinado a 1.000 civiles desde 2019, mientras que Mozambique entró también a estar entre los 50 primeros (concretamente, en la posición 45) debido a la violencia islamista en Cabo Delgado. Camerún se encuentra inmerso en un conflicto anglófono/francófono, que junto a la expansión violenta de Boko Haram y otros grupos islamistas ha hecho que suba hasta el puesto 42.

Las Islas Comoras, al este de Mozambique, vuelven a estar entre los 50 primeros (pasan del puesto 54 en 2020) después de muchos años de ausencia. El gobierno ha negado abiertamente la libertad de religión a sus ciudadanos. Un cristiano que sea visto predicando puede enfrentarse a un año de prisión.

Dos países que abandonan los 50 primeros puestos son los Emiratos Árabes Unidos y Níger, aunque sus puntuaciones en comparación con 2020 han aumentado, lo que demuestra que los niveles de discriminación y violencia, en general, siguen creciendo año tras año.

El Director General de Puertas Abiertas Internacional, Dan Ole Shani, comentó sobre la Lista Mundial de la Persecución de este año:

«En un mundo en el que la persecución de los cristianos aumenta sin cesar, sobre todo debido a las restricciones del coronavirus, la buena noticia para los cristianos es que nunca están solos gracias a la presencia de Dios con ellos, a las oraciones por ellos en todo el mundo y al aumento de la defensa de ellos por parte de las iglesias, las organizaciones y otros que creen en la libertad religiosa».

Fuente: Puertas Abiertas