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¿Qué necesito para ser misionero transcultural?

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Por Jeanine Martínez

Con frecuencia definimos preparación en términos de currículum. Pero en la Biblia leemos que ningún hombre o mujer fue a una misión sin que Dios primero trabajara en su carácter. Al hablar del perfil y la preparación del misionero, partimos de nuestra identidad como hijos de Dios y discípulos de Cristo. Esto quiere decir que la Biblia nos define en términos de quiénes somos y de nuestra relación con Dios, más que en virtud de lo que hacemos.

Al mismo tiempo, el misionero está en constante entrenamiento y formación por parte de Dios. Para quienes desean iniciarse como misioneros transculturales, existen muchos aspectos imprescindibles en su preparación inicial, los cuales quiero resaltar aquí.

Necesitas más que solo preparación espiritual

Dios usa las circunstancias y pruebas, que se dan donde Él nos coloca, para que crezcamos espiritualmente y nos preparemos para servirle. Desde Moisés hasta Cristo, vemos que ningún siervo de Dios fue llamado inmediatamente al ministerio: todos tuvieron una preparación previa. Dos prominentes líderes del pueblo de Dios —Moisés y David— primero fueron pastores de ovejas. Sus oficios terrenales los prepararon para la asignación ministerial que Dios les daría más adelante.

Necesitas servir en una iglesia local

Hoy en día hay demasiados llaneros solitarios, y generalmente terminan mal. El misionero que respeta las directrices bíblicas no es “auto enviado”, sino que sirve en una iglesia local antes de salir al campo. Si permites que Dios obre en ti, servir en una congregación puede ayudarte a madurar en el trato con diferentes clases de personas.

Allá fuera tratarás con pecadores, pero los de la Iglesia somos pecadores regenerados en proceso de santificación. Si no soportas a tu iglesia local y solo encuentras defectos en ella, ¿sobrevivirás con gente que no te entiende y a quienes no entiendes? Como misionero, servirás en medio de personas de otras culturas que representarán un mayor desafío que tu familia, iglesia, y sociedad.

Necesitas pregonar el evangelio

El propósito del misionero es hacer discípulos a través de la predicación del evangelio. Un creyente que no predica el evangelio donde vive, menos lo hará cuando esté en un país donde predomina un idioma complejo que tomará años aprender. Si te justificas detrás de tu personalidad, ¿crees que solo cruzar fronteras cambiará esa personalidad

Necesitas discipular como Cristo

El discipulado es un proceso que demanda comprender las implicaciones del evangelio: el carácter y los atributos de Dios, y el ser y las necesidades de la humanidad. La frase que Cristo declaró en la Gran Comisión, “Enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado”, involucra el cumplimiento de los dos principales mandamientos:

“Y Él le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el más grande y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, Mateo 22:37-39.

Necesitas preparación teológica

Un misionero sin preparación teológica es como un soldado indefenso o un médico sin estudios de anatomía. Por ejemplo, si tu hijo tiene el diagnóstico de una enfermedad terminal, desearás la intervención de alguien preparado para la tarea. De igual forma, el misionero debe proclamar fielmente al Dios revelado en las Escrituras, explicar el plan de salvación, discipular bíblicamente, modelar obediencia, y aconsejar bíblicamente en un mundo perverso (Fil. 2:15).

La preparación teológica está disponible en las clases bíblicas en una iglesia local, institutos, seminarios, o en una agencia misionera. Para el misionero, esta preparación es indispensable, porque ¿cómo vamos a presentar a Dios, el evangelio, y la fe que no conocemos ni entendemos? Además, recuerda que ser misionero transcultural demanda predicar mayormente en contextos donde existen religiones con una robusta teología distinta a la bíblica y que la defenderán con celo (1 P. 3:15).

Necesitas habilidad de comunicación

Para ser misionero no debes ser extrovertido, pero sí necesitas saber comunicar el evangelio, aunque no necesariamente a multitudes. En el campo misionero, muchos sirven a huérfanos, construyen viviendas, llevan alimentos, o atienden necesidades específicas. Esto es bueno y necesario. Pero, desde la perspectiva bíblica, la misión demanda la predicación del evangelio.

Esta es la diferencia principal entre un trabajador humanitario y un misionero: la prioridad del misionero es hacer discípulos; todo lo demás se centra en el evangelio. Nuestra misión es el evangelismo acompañado del trabajo humanitario, no al revés.

Necesitas entrenamiento intercultural

Entender, interpretar, y navegar en otras culturas —o al menos en la cultura a la cual vas— es básico para ser efectivos. La mayoría de los misioneros deja el campo misionero por el choque cultural y también por conflictos con otros misioneros (quienes también son de otras culturas, en la mayoría de los casos).

Necesitas aprender inglés

Aunque para la mayoría de agencias misioneras el inglés no es obligatorio, resulta muy útil. Hablar este idioma te permitirá comunicarte en los países donde llegas (por lo menos al principio) y con los misioneros del equipo, que generalmente es intercultural, con el inglés como idioma común.

Recuerda que el Nuevo Testamento fue escrito en griego, el idioma del imperio, y sus redactores podían movilizarse y comunicarse fácilmente debido a que conocían el idioma.

Necesitas un oficio o profesión

Poseer un oficio o una profesión te abre camino a personas que están en diferentes esferas de la sociedad. En el pasado, muchos misioneros exitosos —cuyas biografías nos inspiran hoy— desarrollaron sus habilidades académicas, lingüísticas, y vocacionales. Recuerda que las personas identificaron a Cristo por su oficio, como el carpintero hijo de José (Mc. 6:3).

Tener una carrera universitaria es valioso en el campo misionero: Dios me ha abierto puertas por medio de mis profesiones como ingeniera y maestra, oportunidades a las que de otra forma hubiese sido más complejo acceder.

Necesitas madurar

El misionero con un carácter maduro estará dispuesto a mostrar perseverancia, paciencia, amor, compasión, y perdón cada día. Estas virtudes son esenciales en el ministerio misionero, ya que la soledad, la dureza, e indiferencia al evangelio forman parte de sus desafíos.

Las necesidades y limitaciones económicas en el campo retan nuestra creatividad administrativa en todas las áreas de la vida. Todo aquel que pretende ser misionero, pero que creció sin ayudar en los quehaceres del hogar, necesita aprender a limpiar, cocinar, lavar ropa, fregar trastos, ir al mercado, cargar cosas pesadas, limpiar el refrigerador, o cualquier otra actividad que contribuya a la sana convivencia con el equipo.

En el campo misionero deberás hacer todo esto regularmente y necesitas saber que nadie llega al campo misionero pensando en ser la niñera de otros misioneros. Cuando un misionero no está dispuesto a colaborar con tareas cotidianas, se convierte en una carga y punto de conflicto.

Recomendaciones finales

Cuídate de ti mismo, era una de las repetidas instrucciones de Pablo al joven pastor Timoteo (1 Ti. 4:6). El servicio misionero tiene implicaciones específicas para las cuales necesitamos estar preparados. Muchos misioneros en el campo terminan descarriados o dolidos; otros se convierten a religiones como el Islam, el Budismo, o el Hinduismo.

Nuestra identidad en Cristo garantiza que Dios desea usarnos (1 P. 2:9). Él nos llama a servirle en diferentes áreas y por eso nos ha dotado del Espíritu Santo y sus dones. Como hemos visto, todos necesitamos un adiestramiento previo y pasar por un proceso que afine nuestro carácter. Si tienes dudas sobre tu llamado a las misiones busca a Dios en oración, pide el consejo de tus líderes, y asegúrate de servir a Dios en donde estás ahora. Confía en su gracia y descansa en Él mientras esperas el momento de ser enviado.

Jeanine Martínez es misionera en Guatemala y sirve con Iglesia Reforma. Es enviada por la Iglesia Bautista Internacional, República Dominicana. Tiene una Maestría en Artes en Estudios Teológicos y Liderazgo Intercultural por el Seminario Bautista del Sur (SBTS), y una Maestría en Ciencias en Ingeniería Sanitaria y Ambiental (INTEC). Sirvió como misionera transcultural, con enfoque en enseñanza bíblica, entrenamiento misionero y discipulado, en el Sur y el Este de Asia por casi 9 años.

Fuente: Coalición por el evangelio