Por Dr. Carlos Pinto
Si la crianza de los hijos es un reto para cualquier pareja, lo es mucho más para la pareja misionera ya que ésta lo hace en un país extranjero y, generalmente, vive en un alto nivel de estrés.
INTRODUCCIÓN
¿Te has preguntado cuál es tu filosofía sobre tu estilo de criar a tus hijos? Es muy probable que tu estilo ha sido influenciado al observar el modelo que tus padres practicaron, y al ser objeto, a su vez, de esa misma crianza. También habrás incluido los valores cristianos aprendidos en la Iglesia; y finalmente, los modelos que la actual sociedad posmoderna difunde, y el contexto sociocultural del entorno donde vives. Podemos concluir que la crianza que una pareja no varía, sea cual sea el estilo, es que el estilo de la crianza influye fuertemente en la salud mental del niño o niña, del adolescente o joven.
Algunos de los modelos conocidos son: 1) El autoritario, cuando los padres son inflexibles y severos; 2) el con autoridamisionera latina da a sus hijos en Asia será distinta de la que da una pareja que vive en África. Lo que d, cuando los padres son cariñosos pero al mismo tiempo establecen normas y límites firmes en sus hijos; 3) el permisivo, cuando los padres son cariñosos y relajados al punto que no ejercen una autoridad saludable siendo inconsistentes con las normas; 4) el pasivo, cuando los padres son indiferentes o inaccesibles física o emocionalmente; y, 5) el democrático, cuando los padres tratan de mantener un balance entre el ejercicio de su poder paternal, y, a la vez escuchan y permiten que los hijos participen en la mayoría de las decisiones.
Las investigaciones clínicas indican que la forma cómo se cría a los hijos e hijas influye directamente en su salud mental, en su estado emocional saludable, o provocando estados inestables con episodios de ansiedad, depresión, y conductas conflictivas en sus interrelaciones.
Si esta correlación entre estilo de crianza y salud mental es tan importante en el futuro de los hijos de misioneros, qué se está haciendo para que las organizaciones que envían y cuidan a misioneros orienten, eduquen y empoderen a las parejas latinas que están yendo al campo misionero. ¿Por qué se subestima o ignora este tema y se envía a las jóvenes parejas a servir en misiones sin las herramientas y sin las destrezas básicas para que ejerzan su rol parental de manera informada de los retos y bendiciones de esta gran tarea?
AUTOREFLEXIÓN
Un dilema que aparece cuando la pareja tiene su primera criatura mientras vive en el campo misionero por cuál estilo de crianza optarán. ¿Será el modelo local del país en el que sirven, o el modelo de su país de origen donde ellos fueron criados? Aún más, tendrán que decidir cuánto tiempo usarán para el trabajo asignado por su misión, y cuánto tiempo dedicarán para cumplir con la misión que Dios les ha encomendado: cuidar y educar a sus hijos para que crezcan “en sabiduría, en edad y en gracia para con Dios y los hombres” (Lucas 2.52).
Recuerdo que al llegar al país latino donde sirvo, un día mientras mi hijo de 6 años miraba a los niños que jugaban en el conjunto habitacional, uno de ellos se cayó y comenzó a llorar, su padre se acercó y le tildó de estar reaccionando como una “niña llorona”. Más tarde, mi hijo me preguntó: ¿Por qué el papá le había gritado e insultado a su hijo cuando estaba sintiendo tanto dolor?, ¿no debió cargarlo, curarlo, y mostrarle su amor? Tuve que pensar cómo explicarle que este padre tenía una forma autoritaria en su crianza con sus hijos, forma común en la región, lo que probablemente provoca que los hijos crezcan sintiéndose muy inseguros y enojados. Los psicólogos decimos si tu hijo llora no le pegues para que deje de llorar, más bien abrázalo e intenta entender la causa de su llanto.
La verdad es que la tarea de criar hijos es abrumadora para todos y lo es mucho más cuando se vive en un país que tiene una cultura diferente que no la conoces. Es importante recordar que los hijos son regalos de Dios y que los padres están llamados a educarlos con amor y firmeza lo que es una “prioridad en el campo misionero”. Algunas veces esta tarea nos sorprende a los desinformados cuando llegamos a esta etapa de la vida. Un error es asumir que porque los engendramos estamos preparados para ejercer el rol de la paternidad.
Algunas veces, yo, por querer preservar la manera de criar de mi cultura, y, al mismo tiempo mantener mi propio estilo, caí en un modelo permisivo donde yo trabajaba. Algunas veces yo actuaba muy relajadamente porque así lo hacían los vecinos, y, otras veces, ejercía mi rol paternal con autoridad y cariño, que era mi estilo propio. Por ejemplo, en los otros hogares, los hijos cenaban frente al televisor y nosotros nos esforzábamos en cenar alrededor de la mesa dando gracias a Dios, conversando cómo nos había ido durante el día, tratando de encontrar alguna enseñanza en el pasaje bíblico en el contexto donde vivíamos.
Es un reto realmente tratar de no rechazar o de satanizar el estilo de crianza local, y de realzar la nuestra como la correcta. Los hijos siempre preguntan por qué tenemos costumbres diferentes, por qué las personas piensan y se comportan de manera diferente, por qué tenemos que vivir en un país que no es el nuestro, por qué aquí los niños duermen muy tarde, por qué los niños les mienten a sus padres, por qué nuestros abuelos y familiares no viven cerca de nosotros, etc. ¡Y qué dolor se siente cuando a veces no tenemos todas las respuestas! Este conflicto se acentúa porque es una vergüenza que tratemos de no hacer algo que la gente local me juzgaría y me rechazaría por no saber cómo criar a nuestros hijos en forma “perfecta”. El abrazar la idea irracional de querer ser un padre perfecto y criar a los hijos para que sean perfectos, provoca hijos imperfectos. Sin darnos cuenta, podemos causar heridas en su niñez que más tarde aflorarán, en su adultez, porque fueron reprimidos o no entendidos en la infancia o adolescencia.
IDEAS PARA IGLESIAS U ORGANIZACIONES ENVIADORAS
Al enviar a una pareja joven que tendrá su primer hijo en el campo misionero, conéctela a otra pareja que ya ha vivido esa misma experiencia para que la oriente y acompañe durante el inicio de esta etapa de criar hijos siendo misioneros.
Ofrezcan conferencias sobre la crianza de los hijos antes que las parejas salgan al campo, también ofrezcan lo que se conoce como Escuela para Padres a parejas que están iniciando esta etapa.
Comuniquen a los padres misioneros una esperanza realista. Dios los ha llamado y El promete cuidarlos. La pareja requiere ser educada e informada sobre este tema para que puedan realizar una labor que promueva una salud integral en sus hijos. Esta tarea cambia de acuerdo a la etapa en la que los hijos están; por esto, se requiere un continuo aprendizaje. La iglesia u organización enviadora debe proveer recursos para empoderar a los padres en esta tarea.
Se debe reafirmar mucho que el cuidado de los hijos y de la familia es una tarea muy importante en el campo misionero; si no se entiende esto, se puede provocar que la pareja crea que el ministerio o trabajo misionero es más importante que la crianza de los hijos. Algunos especialistas mencionan que la identidad debería construirse como “familia en ministerio”, evitando dar responsabilidades de adultos a los aún niños o adolescentes; nuestros hijos no son “misioneritos”, no les debemos robar su infancia que es lo que a veces hacemos, sin mala intención, solo por no estar informados o por dar una imagen de ser una familia perfecta. Los hijos de misioneros son cada uno una persona aparte con su propia identidad y a la vez son parte de una familia misionera, necesitamos guardar equilibrio entre estas dos realidades de ser uno y a la vez ser separados.
IDEAS PARA LOS PADRES MISIONEROS
Nutrir, guiar y proteger con amor y firmeza son algunas de las tareas de los padres; lamentablemente, es fácil asumir un rol parental no saludable al ser muy rígidos o muy relajados creando un resultado caótico y no saludable para la salud mental de los hijos.
Como latinoamericanos y habiendo crecido bajo modelos parentales machistas y patriarcales podríamos asumir la tendencia a repetir estos modelos o rechazarlos asumiendo un rol de excesiva indulgencia para con los hijos. Los padres requieren actuar con autoridad, pero sin abusar del rol poderoso que tienen.
Como padres, guardamos algunos sentimientos de culpa de “sacrificar” a nuestros hijos por llevarlos a un país extranjero. En algunos casos, este sentimiento puede provocar que los padres, inconscientemente, tratemos de compensar dándoles ciertos privilegios o sobreprotegiendolos. Es falso que los hijos de misioneros tengan vidas sacrificadas al 100%; al contrario, se benefician al conocer diferentes culturas, a ser bilingües, crecer teniendo mayor sensibilidad a la diversidad cultural que los convierten puentes interculturales.
En una estructura familiar flexible donde haya supervisión, orientación, aceptación se desarrollan hijos y familias saludables. Las familias que optan por una forma de pensar realista, esperanzadora, no fatalistas ni superespiritualistas, que asumen las adversidades con naturalidad, adoptándolas y superarándolas en todo su contexto forman hijos resilientes en su forma de pensar. Estos son factores muy importantes para la salud mental de los hijos y de toda la familia.
Carlos Pinto
Psicólogo clínico y familiar
Director adjunto de Cuidado del Misionero de COMIBAM Internacional
BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA
Pollock,David, Ruth E. Van Reken y Michael V. Pollock. Third Culture Kids, 2027
Veerman David. Parenting Passages, Tyndale House Publishers, 1994
Pinto, Carlos. Eduquemos Con Amor, manual para padres, Compasion Internacional Ecuador, 2009
Pinto, Carlos. Nuestra Familia, sus distintos momentos, Compassion Internacional, Ecuador y HCJB División de Educación, 2003