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¿Siguen siendo necesarios los extranjeros en la era de la misión autóctona?

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Roles, estrategias y reflexiones para forasteros en contextos locales

Por Kirst Rievan

En una reciente reunión de oración por Zoom, conocí a Sylvia. [1] Ella tenía previsto ir a Asia como misionera a largo plazo, pero ahora se encontraba confinada por el COVID en Europa. Estaba desanimada, y se preguntaba si alguna vez llegaría a Asia. El movimiento “Black Lives Matter” también había hecho que sus amigos cuestionaran la conveniencia de que ella, como occidental, fuera a Asia. “Señor, ¿hay todavía un papel para los forasteros en la misión?”.

Cambios en los marcos

A lo largo del tiempo, la misión ha funcionado dentro de diferentes marcos. Probablemente, el más conocido está plasmado en la frase: «De Occidente al resto». Este marco ya fue cuestionado a mediados del siglo XIX por la fórmula de las tres autonomías, que promovía el establecimiento de iglesias que se autogobiernen, se autopropaguen y se autofinancien. Se convirtió en un tema importante en las conferencias del Consejo Mundial de Iglesias (WCC) en el siglo XX, y llegó a su punto crítico con el llamamiento en 1971 del obispo John Gatu, de la Iglesia Presbiteriana de África Oriental, quien dijo: «Misioneros, ¡vuelvan a sus casas!». Esto no echó raíces en el movimiento misionero evangélico, pero varios años más tarde, la frase de Escobar, «de todas partes a todos», cuestionó el paradigma «de Occidente al resto», reflejando el hecho de que el epicentro de la iglesia mundial se había desplazado de Occidente al mundo mayoritario. [2]

Ahora está surgiendo un marco alternativo que pone la responsabilidad en la iglesia local y autóctona. Jay Matenga, director de la Comisión de Misiones de la Alianza Evangélica Mundial, promueve «centrar lo local». [3] Paul Bendor-Samuel, director ejecutivo de Oxford Centre for Mission Studies, habla de la creciente necesidad de un «testimonio autóctono». [4] Ambos afirman que el liderazgo de los esfuerzos de misión locales debe ser local, con los forasteros en un papel de apoyo, un principio que no es nuevo pero que está siendo acelerado con la pandemia del COVID. [5]

Estos tres marcos aún coexisten y se superponen, pero mi sensación es que, históricamente, han dominado en el orden indicado.

Base bíblica

La base para ir más allá de la propia comunidad la puso el propio Jesús: «Vayan y hagan discípulos de todas las naciones». Hechos 1:8 anima a los discípulos a empezar cerca (Jerusalén), pero luego a expandirse hasta «los confines de la tierra». Pablo lo vivió como un trabajador transcultural, yendo de país en país, predicando la Palabra.

Pero esta afirmación podría ser demasiado simplista para la era moderna. En los tiempos del Nuevo Testamento, las iglesias eran pocas, mientras que ahora hay creyentes en casi todos los países. En varios casos, Pablo traspasó muy rápidamente las responsabilidades a los líderes de las iglesias locales, mientras que él, como forastero, se desplazaba a nuevos lugares. Al mismo tiempo, en algunos lugares (por ejemplo, Roma) Pablo seguía sintiendo la necesidad de visitar y predicar él mismo, a pesar de la existencia de una iglesia. En la Biblia, no parece que sea una cosa o la otra, sino una cosa y la otra; un papel tanto para el forastero (Pablo) como para los cristianos locales.

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