Tres consejos para que los ministros (locales o transculturales) desarrollen un ministerio saludable y longevo. | Por José L. Cruz
Introducción: En esta cápsula me atrevo a dar unos consejos respecto al ministerio local y transcultural. Fueron aspectos que nos ayudaron junto con mi esposa Betsy e hijos a disfrutar el ministerio de mejor manera, a pesar de las tensiones inevitables de la vida.
1.- Apartar tiempo para cultivar adoración y edificación personal: Esto significa hacer espacios durante el día, fuera del tiempo devocional concentrado, cuando pausamos momentáneamente para reconocer a Dios como el dueño de nuestras vidas y por ende ministerios. Son tiempos de respiración espiritual para oxigenar la perspectiva de la verdadera realidad.
Durante nuestro tiempo en el campo misionero transcultural, reconocimos aún más nuestra incapacidad de poder hacer la obra de Dios (Salmo 127:1-2). Era imposible en nuestras fuerzas transformar corazones, cambiar vidas, forzar voluntades, sanar heridas, liberar opresiones, o cambiar hábitos y circunstancias. Esta es la obra de Dios y debíamos de caminar en la llenura del Espíritu para poder serle útiles, para ello necesitábamos de su comunión constante. Pero al llenarse la agenda con detalles, preocupaciones de la vida y ministerio, debemos de intencionalmente apartar el tiempo para reconocerlo, para dirigir nuestra mirada a los cielos, pues de allí viene nuestro socorro (Salmo 12:1-2).
2.- Cultivar una vida integral, bíblicamente balanceada: La palabra integral se refiere al obrero como ser humano, tripartito: alma, cuerpo y espíritu. Dios nos hizo completos, y Jesucristo lo modeló con su vida y cuidado a sus discípulos: durmió en la barca, comió y disfrutó con ellos, departió con amigos, participo en fiestas, caminó, estuvo a solas y se relacionó con su familia. Y al mismo tiempo tuvo tiempos específicos dedicados a su Padre y a la misión. Hizo tiempo para cultivar una vida integral.
Recuerdo el consejo de una obrera experimentada en el campo donde servimos, al decir: “Tengan pasatiempos, que les ayuden a poner su atención en otras cosas fuera del ministerio, sino se van a fundir.” En ese entonces pensamos que poco espiritual fue este consejo, pero al verlo en el retrovisor digo: “Que sabio fue este consejo”.
3.- Trabajar en equipos igualitarios: Aquí se cumple adagio usado por los hombres en la relación con el sexo bello: “No podemos vivir sin ellas y vivir con ellas es difícil”. Esto se cumple en la vivencia de equipos ministeriales. Son de mucha ayuda cuando hay buena dinámica de trabajo. Un equipo bien afinado en sus dones, habilidades, y relaciones puede ser efectivo en el logro de las metas propuestas. Pero, al mismo tiempo el mal liderazgo, y/o la mala relación entre los miembros de un equipo destruyen al equipo y son de las principales razones del regreso de los obreros del campo 1.
Equipos igualitarios, son aquellos donde el liderazgo brinda oportunidad para que todos participen de la mejor manera, con respeto y libertad. Esto es importante pues aquí hay desarrollo de líderes y en preparación al relevo de liderazgo que debe de darse.
Hasta aquí llegan mis cortos pensamientos con el deseo que disfruten de salud y larga vida en el ministerio cristiano.