La iglesia de unos 3.000 cristianos en Egipto es demolida de forma ilegal.
Doscientos policías en la puerta de la iglesia y el pastor inconsciente en el suelo. Esta es la realidad de la persecución en Egipto.
“Por favor, no nos dejen sin iglesia” gritaba una mujer desesperada a las puertas del edificio de la congregación el pasado 20 de mayo. Esta iglesia con una antigüedad de más de 15 años era el lugar de culto de unas 3000 personas.
¿Qué es lo que hicieron estos cristianos para enfadar al resto de la comunidad y provocar la acción de las fuerzas de seguridad?
“Decidimos añadir dos secciones a los lados del edificio principal para las Escuelas Dominicales. Siendo una congregación de 3000 personas el edificio principal se había quedado muy pequeño. Esta ampliación era algo totalmente legal”, nos cuenta uno de los líderes la congregación y continúa diciendo: “Sin embargo, tan pronto como empezamos el trabajo, los musulmanes extremistas nos atacaron. Afortunadamente este primer ataque fue detenido por los musulmanes moderados de nuestra aldea.
Pero los extremistas no se rindieron. Cuando los feligreses se dirigían a la iglesia a una reunión de oración por la mañana, vieron que los musulmanes extremistas habían comenzado la construcción de una mezquita ilegal justo al lado de su iglesia.
“Pensamos que la construyeron simplemente como forma de protesta. Nuestra aldea ya tenía cuatro mezquitas y no hacía falta otra realmente. Además, la construyeron sin poner los cimientos”.
La solución que encontraron las autoridades locales para este problema no podría haber sido más brutal e incomprensible. Se ordenó que la mezquita fuera demolida junto con la iglesia. “Nuestro abogado apeló la sentencia, pero el alcalde lo ignoró. Más de 200 policías se dirigieron a la iglesia el día de la demolición para destruirla sin aviso”.
La congregación resistió con fuerza. Muchos se colocaron delante de la iglesia y protestaron para que la iglesia no se destruyera, mostrando los papeles oficiales de construcción de su congregación. No funcionó. Todo lo contrario, nos cuenta uno de los testigos: “La policía y algunos de los musulmanes que los acompañaban insultaron a nuestro pastor, le golpearon en la cara y en el pecho tan fuerte que se desmayó. Además, lanzaron granadas de gas lacrimógeno y comenzaron a atacar físicamente a los asistentes, incluyendo varias mujeres y niños que resultaron heridos. Arrestaron a 14 miembros de la congregación, hombres y mujeres”.
El resto de la congregación fue testigo de la destrucción de su querido edificio, el cual fue demolido en 6 horas.
Ahora esta congregación se encuentra sin lugar de culto, ni de enseñanza para sus hijos, ya que tal y como cuenta uno de ellos “Era la única iglesia de la aldea” y la más cercana se encuentra a 15 km, una distancia muy grande para ir caminando.
Fuente: Puertas Abiertas